sábado, 29 de octubre de 2011

Mientras...

No quiero dejar la pantalla vacía. Un trabajo urgente me impedirá escribir durante estos días de fiesta. Y he descubierto una canción. Parece mentira cuánto dicen algunas melodías de compositor con nombre propio.

Mientras, la dejo colgada. ¡Feliz puente de Todos los santos  a los que tienen la fortuna de disfrutarlo!


jueves, 27 de octubre de 2011

Jordi...


¿Os acordáis de Jordi, el hijo de una amiga del alma? Ha estado diez días en su casa, con su familia... Lleva ya más de tres años en la Comunidad Cenáculo. Está...¡tan bien! Con mucho bueno acumulado y empezando a trazar proyectos. Supongo que estos diez días le han sabido a poco. De nuevo en Medjugorje.

La tieta Ana, periodista de carrera y profesión, lo entrevistó en un periódico digital: http://www.teinteresa.es/ La cuelgo... Se me han caído las lágrimas leyendo las respuestas de este chaval-coraje.

"Jordi Llorens, (Tarragona, 25 años) se fumó el primer cigarrillo a las 12, tomó su primera copa a los 14 y a los 15 probó el primer porro. De los 18 a los 21 cae en la droga dura y llega a robar a sus hermanos para comprar cocaína y a vender droga a menores. Cuatro años después, su ilusión es trabajar “para poder formar una familia y que no le falte nada”.

Entre el principio de esta tortuosa vida y la esperanza del final está el Cenáculo, una comunidad fundada en 1983 en Saluzzo (Italia) por Sor Elvira Petrozzi “como respuesta de la ternura de Dios Padre, al grito de desesperación de muchos jóvenes cansados, desilusionados, desesperados, adictos a las drogas y personas en general que buscaban la alegría y el sentido verdadero de la vida”, según reza en su web (www.comunitacenacolo.it). Tiene 60 comunidades por todo el mundo y hace 7 meses llegaron por primera vez a España; han instalado el primer centro en Cataluña.


P.- ¿Te gustó el primer porro?

R: No, pero la curiosidad pudo más. Eso hizo que le perdiera el miedo, rompiera las barreras y fui a más. Pronto sobrepasé el límite que –ingenuamente- me auto impuse; cuando me ofrecieron una raya de coca mi primera reacción fue decir no pero duró sólo unos minutos…

P: Además de la curiosidad, ¿tenías algún otro motivo para consumir?

R: Tenía una gran falta de autoestima y sentía soledad, a pesar de ser el mayor de seis hermanos de una familia maravillosa. ¡Lo tenía todo! A los 18 años intenté acabar el bachillerato pero ya no pude. Mis padres me enfrentaron a mi problema pero yo lo negaba una y otra vez. Ahí me refugié en vida de noche, fiestas, discotecas…

P: ¿Cuál fue la etapa más dura?

R: De los 18 a los 21 años caí en la droga fuerte y todo lo que comporta: mentiras, doble vida y una doble personalidad. Sabía que me equivocaba pero podía más el placer que me daban.

P: ¿Cómo conseguías el dinero?

R: Llegué a robar a mis padres y a mis propios hermanos y eso es lo que me hizo sentir peor porque tenía que volver a mirarles a los ojos. Hice de camello, llegué a vender incluso a menores… Me volví frío, calculador y enterré mis sentimientos porque sólo tenía un objetivo: conseguir droga.

P: ¿Qué hicieron tus padres?

R: Me llevaron a una comunidad terapéutica de pago basada en la medicación, en tener un horario y hacer terapia hablando del problema; nos permitían además fumar tabaco. A los 4 meses de volver a casa recaí. Me llevaron a otro centro parecido al anterior y al regresar a casa tardé aún menos tiempo en recaer.

P: ¿No te sirvió para nada?

R: Para algo sí pues fue como un paso previo que me ayudó cuando entré meses más tarde en el Cenáculo; creo que en esos centros que estuve el problema de fondo se tapaba.

P: La sede del Cenáculo está en Italia y en España aún no había llegado, ¿cómo conociste esta comunidad?

R: Por una tía mía que estuvo en el centro que hay en Medjugorje (Bosnia-Herzegovina). Le impresionó mucho la luz en la mirada de los jóvenes y la alegría y serenidad con que contaban su vida. Al volver lo contó a mis padres y me llevaron al centro que tienen en Lourdes (Francia).

P: ¿Y te gustó?

R: ¡Duré 9 días! Me escapé y conseguí coger un tren hasta casa; no llevaba dinero, sólo el macuto a mi espalda.

P: ¿Por qué no aguantaste?

R: Cuando me dijeron que allí tenía que rezar, trabajar duramente y vivir y compartir todo en comunidad me dije, ¡esto no es para mi!, es imposible que esto me ayude a salir de la droga.

P: ¿Cómo fue el regreso a casa?

R: Estuve cuatro meses yendo cada vez a peor y llegué a tal límite que por primera vez pedí ayuda a mis padres. Les dije que si me quedaba un poco de conciencia, debía de regresar al Cenáculo pues de todos los sitios donde había estado, era en el único lugar donde podía realmente cambiar, aunque hubiera estado tan poco. Sabía que me esperaba una etapa muy dura pero que era lo justo porque veía un camino muy largo con frutos esperándome al final.

P: Cuando regresaste por segunda vez, ¿qué fue lo que más te costó? ¿rezar, trabajar en el huerto o con los animales…?

R: ¡No! Lo más duro fue tener un ángel custodio que la comunidad pone a todos los recién llegados. Es un joven como tú, que ha pasado por lo mismo y que te ayuda en los primeros meses. Fue horrible porque iba conmigo a todas partes, ¡hasta al baño! Cuando muchos meses después me tocó hacer de ángel, me dí cuenta de que era muy duro también para el custodio y no sólo para el custodiado.

P: ¿Vino a verte enseguida tu familia para darte ánimos?

R: No fue hasta el quinto mes de estar allí porque la Comunidad no lo permite antes. Cuando vi a mis padres y a mis hermanos quise regresar con ellos a casa, pero al mismo tiempo me dieron fuerza para seguir. Era la primera vez en mi vida que no me quería escapar; sabía que si lo hacía, no habría ya retroceso.

P: Después de Lourdes vino Saluzzo y ahora Medjugorje. Han pasado tres años desde que llegaste, ¿qué ha cambiado dentro de ti?

R: En Italia cortaba leña a menos 18 grados con nieve hasta la rodilla. Había días que no podía más. Ahí vi que tenía una fuerza que no era mía, que venía como de fuera; era Dios que me decía “vas bien”, mientras caminaba por la oscuridad. Empecé a confiar sin ver… Me equivocaba, caía en tentaciones, pero volvía a levantarme con constancia pidiendo perdón.

P: ¿Te estás curando por medio de la conversión a Dios?

R: Así es, además de trabajar la parte humana, estoy haciendo un camino de fe, de oración, de entrar dentro de mí y ver que el problema no es la droga en sí sino yo mismo. Y es Dios quien me da esa conciencia que me avisa del mal, que no había tenido antes.

P: ¿Es posible la curación sin Dios?

R: Creo que no porque sólo Él es amor y da un sentido a mi vida. Gracias a la oración, he encontrado a la persona auténtica que soy, me acepto y veo un futuro a través de las pequeñas cosas de la vida. Tengo la esperanza de una vida mejor.

P: ¿Y para el que no cree?

R: También porque descubren que todo lo que hacemos tiene sentido y los frutos no tardan en llegar.

P: ¿En qué sueñas?

R: En trabajar mucho cuando salga para recuperar el tiempo perdido y crearme un futuro para formar una familia y hacer feliz a mi futura mujer y a mis hijos. Sueño en ser feliz y en hacer felices a los que me rodean.

No añado nada... Lo estropearía.




martes, 25 de octubre de 2011

y simplificando.


No vale aquello que se dice: "Si volviera atrás no haría, no diría..." Es absurdo porque ya sabemos que el tiempo no recula. El crono nunca se detiene. Y aquí sí digo...AFORTUNADAMENTE. Desde la atalaya del número redondo, la perspectiva es mucho más diáfana. Desde arriba, las piezas encajan mucho mejor que cuando las teníamos pegadas a la nariz. Y precisamente esta claridad que nos ha costado un aprendizaje es la que a veces nos empuja a sentarnos en una suerte de cátedra dogmática... Y nos atrevemos a juzgar a los que todavía tienen que recorrer el camino que uno ya ha superado. Por las mismas que no podemos volver atrás, tampoco podemos adelantar el reloj biológico, anímico e intelectual de los que caminan por sendas que nos son muy familiares. "Pero si es muy sencillo... Yo hacía, yo decía... " Yo … ¡me callo! Porque yo tampoco veía tres en un burro y se fue abriendo el horizonte a medida que paseaba por la niebla.

La niebla... Se confundían los matorrales espinosos con el prado y con los desniveles de la tierra. Buscaba fórmulas para no tropezar y resulta que no existían. El aprendizaje no se encontraba transcrito en ningún manual. Así que solo podía recurrir a un cuaderno de bitácora en el que anotar lo que era bueno para mi objetivo personal y "nuestro" proyecto familiar.

Un día hice trampas y, con nocturnidad y alevosía, robé el cuaderno de quien pensé que era una chica 10. Y resulta que empecé a tachar... "Esto no porque mis facultades no coinciden con las suyas; esto tampoco... mi marido no tiene nada que ver con el señor del cuaderno, gracias a Dios... ; y los hijos son más pequeños o más mayores... el entorno difiere radicalmente del mío..." Finalmente concluyes que la chica 10 no existe... es un mito... O una carcasa que se basa fundamentalmente en una imagen que quiere venderse; como si lo más importante fuera la imagen que se proyecta, o ese escaparate tan atractivo, pero luego… luego entras en la tienda y concluyes que te han timado.

Hasta que no llegas a este punto, discurre un tiempo en el que pasas del deslumbramiento a tener como prioridad tu propia luz; aunque no deslumbra, cumple el papel fundamental: alumbra y da calor en distancias cortas.

Y en el tramo que nos ocupa, con ese número redondo que va acompañado de achaques y algunas cicatrices maquilladas, sabes que no tienes por qué demostrar nada... Vale con ser... Lo que vale es lo que su abundancia muestra (y el prefijo "de-" se evapora poco a poco). Piensas que no es tu problema lo que piensen quienes te rodean... El pensamiento es libre y los juicios también; basta centrar tu vida en lo que depende de ti: tus pensamientos, tus afectos en mayúscula y en minúscula, y la ecuanimidad benevolente de tus juicios. Eres consciente de que llegas hasta donde llegas... y lo que aporta la edad es la paz del que sabe que quien hace lo que puede no está obligado a más. Con un poco de suerte... -esto ya es más complicado- sabes evitar los futuribles y la angustia que conlleva pensar en futuro. Ya ha quedado más que demostrado que jamás hubieras ni soñado lo que te ha deparado la vida hasta la fecha. Por las mismas ¿para qué agitarse por situaciones que no sabes siquiera si llegarán? Esa experiencia de tragar agua y no ahogarse sigue siendo una realidad de rabiosa actualidad.

Y un regalo que no tiene precio es comprobar personalmente que la adolescencia se supera. A veces la edad te concede esta experiencia. Solo entonces sabes que es una etapa que no se perpetúa. Que de eso también se sale. Que el pulso no dura toda la vida. Y que las vidas a las que has dado vida tienen la suya propia. Te embobas ante el espectáculo de unos planteamientos tan de “ellos” que nadie te puede arrebatar la prueba fehaciente de que el ser humano es irrepetible.

… buscas un cobijo… compruebas que no eres observado… y como en Chapala, el alma puede hablar de tú con Dios.


"Ya tengo una edad ... que todo o nada..." ????!!!!















domingo, 23 de octubre de 2011

Desmitificando...


Buenos días de domingo. Digo buenos porque supongo que serán buenos. En Tarraco suele salir el sol el día del Señor.

Antes de recrearme en  bellas imágenes del post anterior, empecé a escribir... y borré.  Luego las colgué y hoy redacto lo que ya está un poco madurado. Tampoco  demasiado, no vaya a ser que se pudra la fruta en el árbol.

Los números redondos. Eso venía yo pensando desde hace días. Para ser exactos, desde el medio siglo de Marta "piesdescalzos". El post del jurisconsulto Modestino me ha ayudado a dar el paso definitivo.

Me cansan los mitos creados a golpe de "convenios" para atenuar la realidad. Como si en la vida caminásemos zigzagueando, alternando entre lo "estupendo" y la "desgracia", ambulando en un infinito maniqueísmo existencial.  Me sorprendí a mí misma diciéndole a Marta: "Ahora viene lo mejor..." Pues no. O depende... Los 50 caen. Y cuando caen, uno da gracias por seguir vivo, por todo lo que aún tienes oportunidad de proyectar.

No obstante... esta fecha tan redonda tiene su asunto. Bueno o malo, según se mire. Si el espejo aún no se había desprendido del vaho, desaparece definitivamente. Te guste o no, te devuelve una imagen más nítida. Aquello que creíste pasajero se perpetra. Percute y no entiendes qué hace instalado en tu organismo. Aquí que cada cuál añada su caso. El mío y ya creo que definitivo es el insomnio. Te preguntan "¿qué hay?"... y tal vez se te ocurra responder, cansado de tanto miramiento... "¿Te contesto la verdad o un topicazo?" Porque si contestas al interrogante, mejor le dices al presunto interesado por tu persona que se siente un rato... Y enseguida te das cuenta de que la pregunta era sincera o simplemente una frase que se emite por decir algo... , que tiene la misma dimensión que esas situaciones en las que se habla del tiempo.

Cuando traspasas esa barrera -año abajo, año arriba- la vitalidad mengua, tal vez también la memoria, un catarro se eterniza y si aparece una dolencia... ya te puedes ir haciendo a la idea que tocará visita al facultativo de por vida. Llevas años oyendo hablar de limitaciones... y ahora se presentan sin ropajes de seda fina. Las imaginabas  "perfumaditas de brea" y resulta que no tienen nada de bucólicas. Te das cuenta ya la primera vez que tropiezas y te caes con todo el equipo. Posiblemente a la tercera, cuando dicen que va la vencida, te paras a considerar seriamente que vas a tener que contar con ellas cada vez que hagas planes, cuando te embarques en una empresa ... Sabes bien que eso sí, pero de aquello...  va a tener que encargarse otro porque tú no llegas.

Si tienes hijos, resulta que ya han crecido y piensas que te pareces a ellos... Y el tema va al revés. Te descubres en sus idealismos, en sus proyectos, en su personalidad... y te dan ganas de explicarles que no dejen pasar el tiempo. Que a cierta edad la línea ascendente se para, tocas techo ... y si eres tozudo incluso es posible que te des un fuerte golpe en la frente y te deban aplicar puntos de sutura. Ellos se sorprenden de que seas tan lento para algunas cosas y tan rápido en algunas respuestas que precisan un recorrido que empieza en el corazón , se apea unos minutos en la mente e inmediatamente las verbalizas. "No estamos locos... sabemos lo que queremos". Cada vez menos cosas ... pocas pero claras. Y en ello sí sabes que te va la vida. Posiblemente es el momento en el que ya no aspiras arreglar el mundo -quien te recuerda "cósmico" se ha quedado en el Pleistoceno de tu evolución-  porque percibes que el mundo se distribuye a cachos y a ti te corresponde una porción más o menos pequeña.

Cuando empecé a tropezarme con mi segundo hijo, el que estudia cuando todos duermen... y me decía "buenas noches" y yo respondía con un "buenos días", se hizo evidente... claro como  la luz de una mañana nítida... que había llegado a ese estadio, que algunos prefieren no revelar,  con un número redondo colgado en el dorsal.  
Me falta explicar la parte jugosa de lo que supone cumplir años. Pero considero imprescindible tener primero los pies bien situados en el asfalto.

Gracias por la paciencia.



Se me olvidaba. Una sonrisa para empezar bien el Domingo. Que lo disfrutéis:

sábado, 22 de octubre de 2011

jueves, 20 de octubre de 2011

Prudencia:-)

y Presunción de inocencia:-) + "secreto de sumario":-).... en estado puro. Cacao maracuyao y empanadico de calabaza mental el que llevo. Hasta que me aclare creo que voy a hablar, escribir o expresarme así. Nadie entenderá nada peeero ... peeeeeero... casi que lo dejo en el aire, por aquello de la discreción;-)))


martes, 18 de octubre de 2011

Compartiendo recuerdos. Aura 40 aniversario (IV)

 
El comedor "compartido"


Pilar Caldú...




No existía en las escuelas españolas y era impensable en la etapa escolar. Oí hablar de ello por primera vez a mi padre antes de pisar Aura; me sonó a película americana. Además de la tutora - la profesora que coordinaba una clase- cada alumna tenía una preceptora. No era obligatorio que coincidiera con la encargada del curso. Era (es) una docente que te daba clase y, por tanto, te conocía lo suficiente (salió un pareado...). De la preceptoría hay mucha teoría escrita. Es el canal que unifica la escuela, los padres y el alumno. Me voy a limitar a relatar mi experiencia personal y algunas conclusiones que me sirvieron cuando tuve la oportunidad de preceptuar.

Cuando llegaba el reparto, tocaba corrillo. “¿A quién tienes?” “Qué morro. Yo prefiero la tuya…” “¿Puedo cambiar?”…Como si se tratara del número de una rifa. En la “tómbola” de 1º de BUP, con una edad de esas que ya se sabe que hay conflictos… adolescentes perdidas todas… me adjudicaron a una profesora que me siguió preceptuando en momentos concretos de mi vida. Actualmente, Pilar Caldú es una buena amiga. Aprovecho la oportunidad para pedir oraciones por su madre; está muy enferma.

La primera entrevista tenía ese punto de intriga, tanto para la preceptuada como para el resto de las compañeras… “¡Qué…! ¿Es guay? A mí todavía no me ha llamado…”

Pilar, la filóloga a la que adjudiqué las licenciaturas de Historia, Geografía y Filosofía… y no acerté ni una (daba de todo con una profesionalidad envidiable…), tenía todas las virtudes de las que yo carecía. Unas escuchaderas que no me las explico sin la posibilidad de poder recargarse con pilas Duracell. Tiendo a la exageración, pero esta vez no exagero. Escuchaderas pacientes e incombustibles. Uno puede pensar que con desconectar de cuando en cuando… es llevadero. Pues no es el caso. Hay que sumarle también la empatía; difícil ejercicio cuando la preceptuada es el anverso de tu moneda. Podría escribir una oda a Pilar. Si lo hago, ya avisaré. De momento, este es un retrato fiel.

Tuve mucha suerte… O mejor dicho, la Providencia quiso que fuera Pili y no otra la que me acompañara durante esos años de idealismo y contradicciones internas, de búsqueda y encontronazos. Idealismo… mucho idealismo. 1975 fue un año que no hace falta explicar por qué ha pasado a la Historia. Por lo que he podido constatar, a los jóvenes de la transición nos bullía más la sangre que a los del siglo XXI. Si nos hervía demasiado, queríamos cambiar el mundo pintándolo con tintes revolucionarios. Si además eras clasificada como “trasto” y con razón, enarbolabas una bandera muy molesta en la que se ejercía una implacable oposición con el lema “de qué se trata que me opongo”. Ese olfato quinceañero tendía a captar las injusticias engordándolas de forma desproporcionada y a expresarlas con radicalidad: blanco o negro; todo o nada; siempre o nunca. ¿Cómo se canaliza la lava de un volcán adolescente en erupción sin ahogar la personalidad? ¿Con qué armas cuenta el docente para que el alumno encauce sus legítimas opciones en libertad sin que caiga una bomba en la escuela? Ahí… Sí. Ahí estuvo Pilar con sus métodos originales que me salvaron el pellejo.

Un colegio no es un pabellón deportivo preparado para un mitin diario. Las escaleras de una escuela tampoco es el recorrido de una manifestación con bandera incluida. Vivía con apasionamiento  la frase de Aristóteles en la que afirma que “el hombre es un animal político”. Quizá fue por eso que enseguida me cayó tan bien el filósofo griego… Pero se me olvidó que, además, desarrolló una teoría de las virtudes entre la que se encuentra la Prudencia.

“Entra en el despacho”. “Vamos a ver… ¿Qué es eso tan injusto?”.

Mggggghhhhhfffffffffffffff

“¿Por qué te enfadaste el día X…?

Mgggggghhhhhhffffffffffffffffff ….

“Y ahora grita, desahógate el rato que necesites…”

Solté la papilla acumulada y del tirón. Lloré hasta quedarme afónica. Pilar dejaba que sacara todos los sapos y culebras que se me amontonaban en el corazón. Cuando terminé, me quedé extenuada pero liberada.

“¿Estás mejor?... Tú y yo vamos a hacer un pacto. Cada vez que necesites vomitar, me llamas. Nos encerramos en el despacho y me cuentas todo lo que quieras, aunque sea una barbaridad…Y si lo necesitas, gritas… Pero hazlo aquí, conmigo, entre estas cuatro paredes”.

Si las cuatro paredes tuvieran memoria y pudieran hablar… necesitarían una “katharsis”.

El ideario de Aura incide en la “Enseñanza personalizada”. A veces, hablando sobre el tema, parece que se interpreta como “clases particulares”. No es este el concepto. La raíz del calificativo “personalizada” hay que buscarla en la figura de la preceptora. En el ámbito de esa confianza que depositas en ella, sabiendo que tus confidencias son lo más parecido al “secreto de sumario”. Con Pilar -disculpad el tópico- hablábamos de lo divino y lo humano… Problemas para entender una asignatura… cómo confeccionar un horario… la importancia del esfuerzo más allá de los resultados… amoríos y Amor… aspectos del carácter y de la falta de carácter… el enfoque trascendente de la amistad… esa Prudencia que no, no había manera… profes que tampoco había manera… Allí, en ese reducto del colegio, se desplegaba todo un potencial que todavía se estaba “haciendo”, que todavía no había perfilado los fundamentos de una personalidad… Confidencias a quien se había ganado mi confianza. No siempre es así; a veces es necesario un cambio de preceptora porque no hay ¿”feeling”? ...

La tutora coordinaba una clase; la preceptora coordinaba, canalizaba asuntos delicados, complejos, personales… como compleja y delicada es el alma y los afectos de la persona en la etapa y el entorno escolar.

Esta mañana he acompañado a mi padre al Nàstic y hemos estado un buen rato contando batallitas en casa. Le he preguntado: “Papá ¿cómo definirías tú al preceptor?” Se ha quitado las gafas… ha entornado los ojos… “Preceptor es el “instrumento” que unifica los conocimientos y la educación -en su sentido más amplio- que recibe el alumno en el colegio… Una figura esencial para la formación integral del educando”. Gracias, papá. Gracias, Pilar.


Mi agradecimiento a Carmina, que ha elegido la canción.

sábado, 15 de octubre de 2011

Copia-pega ... El "enterao" y la prudencia.

Le he sacado jugo a este artículo de Alfonso Aguiló. Os lo paso por si os interesa el tema:

"Otra peligrosa barrera a la comunicación es la falta de capacidad para guardar secreto. Por eso una cualidad que todos valoramos mucho a la hora de hablar confiadamente con alguien es encontrar en él la necesaria lealtad.


Bien sabemos que no todas las personas son capaces de dejar de comunicar a otros las cosas que saben, sobre todo cuando vienen a colación en un momento dado, y quizá les parece que quedarían muy bien contándolo y así poder dárselas de enterados. En este punto, la vanidad de que los demás sepan que ellos conocen cuestiones confidenciales suele ser la principal causa por la que los desvelan. Son personas inmaduras e indiscretas, que se sienten obligadas a alardear de todo lo que saben, aun sabiendo que no deberían decirlo, y carecen de ese elemental sentido de la prudencia tan necesario en el mundo de la confianza.

Generalmente, cualquier padre o madre, cualquier educador, cualquier persona, conoce mucha más información de la que es conveniente comunicar a otros en un momento dado. Es algo que sucede en el ámbito profesional, en el de la amistad, en la familia, en todo.


Por ejemplo, los hijos suelen tener con sus padres determinadas confidencias o desahogos, que, aunque no les hayan solicitado formalmente que no las difundan, se entiende que no deben sacar esa información de su ámbito y darla a conocer a terceros. Hay que pensar, además, que los niños, por pequeños e infantiles que puedan parecernos, no suelen considerar que esos pensamientos, inquietudes, sentimientos, zozobras grandes o pequeñas, sean cosas triviales o insignificantes; y si no lo son para ellos, no deben serlo tampoco para quienes puedan escucharlas.


En cualquier confidencia hay una persona que hace partícipe de su intimidad a otra, y eso es siempre algo muy serio.


Otra posible barrera a la comunicación puede provenir de la falta de oportunidad o de discernimiento al decir las cosas. No tenemos por qué saberlo todo, pero sí debemos ser prudentes. Prudentes, por ejemplo, en la suposición, sobre todo cuando se trata de hablar sobre personas: a veces hablamos demasiado deprisa, o hacemos un uso algo ligero de la poca información que tenemos, y nos vemos obligados a suponer lo que no sabemos, y nos equivocamos con facilidad. Los rumores, los bulos, el se dice, no siempre tienen la garantía suficiente para darles crédito, y si son asuntos graves, será necesario, antes de repetirlos, confirmar que esas informaciones son verdaderas, y aún así considerar después si es conveniente su difusión.


Hay momentos para hablar y momentos para callar, igual que hay momentos para el valor y momentos para la prudencia. Y una persona inteligente debe aprender a distinguirlos."








jueves, 13 de octubre de 2011

Compartiendo recuerdos. Aura 40 aniversario (III)


Primera promoción. En clase de Geografía con Pilar Caldú.
Ya se ve que no cuenta chistes...

La primera directora fue Carmen Gómez. Genio y figura. Imponía… Yo solo la pillé un año.

Cuando cursaba 8º de EGB la sustituyó una profesional de la enseñanza que dejó su plaza de instituto para apuntarse al carro de la aventura de Aura. Mª Rosa Company era (es) de Tarragona. Amiga de mis padres; un detalle nada significativo, ni a favor ni en contra. Ecuánime Mª Rosa. Madre de varios hijos… de Elisenda, mi profe de literatura en 3º de BUP… y esposa de uno los señores más simpáticos que he conocido: Pere Huber. Nunca sé si habla en serio o en broma. Ella es otro asunto. Con una sonrisa, pero vaya si hablaba en serio. Soy testigo y “sufridora” directa del rigor de sus clases de matemáticas y física, preparadas a conciencia… hasta el punto que ella misma sacaba la media de los minutos que nos podía llevar realizar un ejercicio de examen para que no nos faltara tiempo.

Mª Rosa fue un ejemplo vivo de trabajo bien hecho y de exigencia. Con ella viví episodios que me marcaron.

El primero… la claridad meridiana de que si me tenía que dedicar a algo lo primero que tenía que descartar era la física. Empollaba las fórmulas y le redactaba con largas explicaciones el desarrollo de los ejercicios. El Suspenso solía ir acompañado de frases tipo: "mucha literatura y poca física…" Prometo que estudiaba, pero como ya he dicho en el anterior post no veía la necesidad de tener que saber las velocidades de lo que caía de un árbol… y me daba igual si el árbol era alto o apenas un matorral… o si lo que caía era una uva o un pomelo. Total… si se iba a caer igualmente… La descompensación entre las notas de literatura o lengua… incluso matemáticas… era tan abismal respecto de la física que un día me llamó a su despacho. “No me digas que estudias, Sunsi. Es imposible que saques estas notas en letras y no te muevas del Muy Deficiente en mi asignatura. ¿Te das cuenta de que no sabes naaada de naaada?” Era muy buena persona. No me sacaba apenas a la pizarra. Me quedaba tiesa haciendo esfuerzos para que no se notara que me temblaban las piernas, casi siempre con los calcetines descompensados a lo que se añadía la bata abrochada con un solo botón. Supongo que pensaría que para números, mejores los del circo.

El segundo… las consecuencias de una falta de respeto. 8º de EGB. Ni flores de inglés. Aún pesaba más el francés de Teresianas. Copié en un examen y ese poco inglés que sabía y se me resistía no me sirvió ni para hacer trampas. Solo vi la injusticia de un examen que yo creí calcado al de mi compañera; a ella le añadió otro Sobresaliente en su currículum y a mí el acostumbrado suspenso. “¡Qué injusto!” ¿¿¿Injusto??? La retahíla que salió sin sopesar lo que decía me valió el pasaporte a dirección. Y de dirección a casa expulsada dos días. Mª Rosa, muy seria, me anunció:”Mañana y pasado no vendrás al colegio. Baja al porche que te está esperando tu padre”. De Constantí a casa y a una velocidad que estoy segura de que actualmente mi padre se hubiera quedado sin puntos. Un silencio elocuente que podría traducirse con la frase favorita de mi progenitor: “estic molt emprenyat!!!” ¿Cuál es la diferencia entre la grosería y la libertad de expresión? Se puede aprender de muchas formas, pero se debe aprender. En aquellos tiempos, la autoridad del profesor venía reforzada por el apoyo de los padres. Un buen tajo a tiempo. ¡Puerta y un cerapio en conducta! Imposible olvidarlo a no ser que sufras amnesia. Lo agradezco… y me apena que actualmente el docente tenga las manos atadas para tomar una solución drástica en el momento oportuno.

No sé si me leerás, Mª Rosa. Ese suspenso para recuperar en septiembre me sirvió. Vaya que sí. Efectivamente; no estudiaba las horas necesarias. Me costaba pero no lo compensé con más trabajo personal. Viene bien un batacazo cuando uno hace el tonto con una asignatura. Muchas gracias. Nunca exigiste más de lo que dabas. Chapó. Chapó también por ese par de días que no tomé a la ligera ni fueron unas vacaciones…

La cara dulce y no porque ella -tan maña- no fuera un hueso se llama Carmen Orna. ¿Qué tenía nuestro BUP que no hay manera de que se pueda aplicar al segundo ciclo de la ESO y el 1º de Bachillerato? ¿Por qué ahora no hay tiempo de adquirir conocimientos de literatura universal -¡cómo disfruté con aquellos trabajos de Shakespeare!- y pasearse por toda la literatura española y comentar textos, tanto poesía como novela y teatro? Llegaba a casa entusiasmada, revolviendo toda la bibliografía que encontraba… A veces era un “hoy dan por la tele “Misericordia” de Galdós”. Y allí que estaba, absorbiendo y pensando que al día siguiente “la Orna” haría una referencia sobre la obra. El libro, los apuntes, las anotaciones en fichas para los trabajos… Aprender y querer aprender… con la seguridad de que aquello te servía para sacarle más jugo a la vida, a las palabras, a los textos, a los escritos personales… Con Carmen, si te gustaba la literatura, salías de una hora de clase con una condensación de conocimientos que te empujaba a seguir ampliando.

También fue nuestra profe de latín. Latín obligatorio para todos en 2º de BUP. Nadie se quedaba sin la oportunidad de adquirir las nociones básicas de la raíz de nuestro idioma, un recurso para la riqueza léxica y la deducción del sentido de muchas palabras de registro culto. Qué vergüenza cuando me preguntó la conjugación del verbo más irregular de todos… o al menos así lo percibí. “El no-sé-qué tiempo del verbo fero-tuli-latum” “¿Tulero?” “¡Hala! ¡siéntate! ”. Juntaba los dedos de la mano y los colocaba en la frente con un movimiento rotatorio… de izquierda a derecha y de derecha a izquierda… Parecía que quería abrir literalmente su sesera para que aprendiéramos a hacer lo mismo. Con la Orna no quería cometer errores… necesitaba mantener ese prestigio que tenía en lengua y literatura. Empollé el verbo que casi lo recitaba dormida. Lástima que no volvió a preguntármelo en público.

Carmen Orna ha sido y es el cordón umbilical de las ex- alumnas con Aura. Se ha ganado a pulso un cariño difícil de explicar. Su jubilación concentró tal cantidad de antiguas… que no se cabía en el salón de actos. Pocos recuerdos tan emotivos como el de esa mañana de sábado. Un beso, Carmen. No sé si me hubiera decantado por filología sin esos primeros peldaños que tú colocaste tan bien cimentados. ¡ Orgullo de profe ! Y después... inmejorable colega.

Ahora tocaría escribir sobre mi preceptora de la etapa del BUP, Pilar Caldú…y las compañeras de curso. Lo dejo para otro post. Demasiado jugoso como para ventilarlo en pocas líneas.
(...)

Comparto el "Compartiendo..." con una fecha señalada en mi calendario. Hoy es el cumple de MO, la Bella Ragazza... también "viborilla" para algunos amigos blogueros... Te digo algo, lo primero que tengo ganas de decirte... Afortunados los que ocupan un lugar en tu memoria, en tus recuerdos, en tu corazón. Eres, en el sentido literal de la palabra, UN SER AMABLE (digno de ser amado) . Querida Marta. ¡¡¡Muchísimas felicidades!!! Sigues como esa "aurita" risueña... Cachis... Qué envidia de juventud eterna. Bacio, preciosa.



miércoles, 12 de octubre de 2011

La Pilarica. Fiesta de la Hispanidad.



"Virgen Santa - Madre mía

luz hermosa - claro día

que la tierra - aragonesa

te dignaste visitar.

Este pueblo que te adora,

de tu amor favor implora

y te aclama y te bendice

abrazado a tu Pilar."

Como cada año, buenos días Madre... Madre de todos los que vivimos en esta tierra que se nos está estropeando un poco. "De tu amor, favor imploro". Desde tierras catalanas, alargo los brazos para abrazarme a tu Pilar. De nuevo, gracias por dejar que nos refugiemos bajo tu manto. Un año más, no te olvido. "Mas si mi amor te olvidare, tú no te olvides de mí"

Tu himno suena precioso,  un año más, en este blog vecino.

Aprovecho para felicitar a Mariapi, a Pilar... la primogénita de Driver y a  los devotos de esta advocación mariana que es vínculo de unión de todos los españoles.

Repito la canción del año pasado, la que más me gusta cantarte porque ya sabes que somos así... despistados... Un beso, Madre.

martes, 11 de octubre de 2011

Compartiendo recuerdos. Aura 40 aniversario (II)

Instalaciones de Turó en las que fuimos "okupas" durante unos años.

Aura era (es) un colegio femenino, como todos los colegios de niñas en 197ytantos. El punto de “exotismo” es que sus instalaciones se ubicaban en un edificio del colegio masculino: Turó. Cada uno disponía de sus propias aulas, canchas deportivas, sus patios de olivos, su oratorio… excepto el comedor. Aún hoy conserva el mismo alicatado. A diferencia de mi antiguo colegio, en esta escuela el sistema era el self-service “relativo”. Cada una recogíamos nuestra bandeja, servilleta, cubiertos, pan (doble ración… para la comida y el “por si acaso” que guardábamos en el bolsillo de la bata de cuadros rosa). Del interior de la cocina salía el personal de la ídem que se encargaban de repartir el menú. Muy buena gente...“No me ponga tanto…” “¿Puedo...?"… hasta llegar al postre y de allí a la mesa. En la zona opuesta, los chicos repetían la misma operación y se sentaban en “sus” mesas. Cualquier alumno/a que lea esto seguramente no daría crédito. Una y un profe de vigilancia… “Ni hablar… no pasas. Hay que acabarlo todo”. Las había más estrictas y más benevolentes. Pero la benevolencia de entonces se clasificaría ahora como disciplina de cuartel. Vuelta a la mesa y algún que otro “favor” de estómagos más agradecidos colaboraba en aligerar el asunto. Tarea complicada cuando caían lentejas o verdura. Si pasabas el control de la profe encargada del comedor, podías dejar la bandeja en la ventana central, punto de encuentro para algunos recadillos… “Dile a Pepita que la espero en la parada del bus 2…”, “Juanito es un creído… de parte de Paquita…” No se me olvidará nunca cómo gané varios enteros ante mis compañeras cuando supieron que mi primo era mi primo. “¿Seguro que es tu primo?” “Pero primo-primo?” El guapetón de Ramón, por el que suspiraron tantas “auritas”…Si lo llego a saber lo explico antes…

En los patios solíamos jugar a “pichi” y a ¡cavall fort! Depende de quién te caía encima, podías quedarte sin espalda. Otra actividad que ahora sería un delito ecológico era arrancar la corteza de no me acuerdo qué árboles… La parte interior era carnosa y tenía un sabor agradable que rascábamos con los dientes como si se tratara de un rico coco de la Habana. Por aquellos tiempos fue cuando empecé a escribir. Los ratos de “recreo” eran más largos porque no regresábamos a casa hasta las 17 h. Esa libretita mediana, que cabía en el bolsillo de la bata, se empezó a llenar. Más de una compañera compartía esta afición. Todavía no existía ni el concepto ni el término frikie. Afortunadas las aspirantes a poetisas; ahora seríamos unas “margis”. Ese fue el principio de un encargo reiterado: las letras del concurso de villancicos y del festival al que acudíamos cada año. Montse M. lo recuerda muy bien. Me ha prometido una foto del primer año que nos presentamos.

Cierro los ojos. Puedo oler con una intensidad poco común esa fragancia a mandarina que impregnaba las manos y el babi, ese aroma a cítrico que envolvía el aula durante la primera hora de clase de la tarde. Las clases, las profes… Eso es un capítulo aparte… o dos. Y el aula improvisada en un trastero del laboratorio para las de letras de 3º de BUP, con 6 alumnas…Y los trabajos de literatura con Carmen Orna que nos enseñó a hacer trabajos (valga la redundancia) ¡¡¡Y la física de Mª Rosa!!! Qué importancia podía tener a qué velocidad caía una manzana desde un tercer piso… “No sabes nada, nada, nada… A septiembre”. Y las coletillas de Mari Paz Arango “Nenas, nenas… ¿es que sois tontas?” sin que nos consideráramos realmente tontas…

Todo esto lo dejo en el aire. Para otra entrada.







Lipdub curso 2010-2011. Ya en las nuevas instalaciones de La Canonja.



lunes, 10 de octubre de 2011

Compartiendo recuerdos. Aura 40 aniversario (I)


Aún recuerdo el cariñoso reproche de la Madre Antonia: "Has nacido aquí y te vas a crecer a otro colegio". Y la despedida del equipo de básquet... El entrenador: "Gracias por los servicios prestados". Y cierta expectación de mi entorno escolar por el nuevo destino. Una escuela distinta se había inaugurado hacía dos años en las afueras de Constantí. Expectación que interpreté como cierto recelo que no entendí entonces; ahora me parece más que lógico. Ni en el centro de Tarragona ni de Reus... Llamó la atención un uniforme innovador; falda escocesa en la que predominaba el azul marino con verdes y rojos... polo rojo... chaqueta azul... Hasta el momento, la tradición eran pichis... De pata de gallo marrón en Teresianas, mi colegio... y el de mi madre y el de mi abuela. Se estilaba la tradición y la continuidad.

No pude entrar en 6º de E.G.B., el segundo año de la nueva escuela, por la avalancha de solicitudes. Coincidió con el cierre de un colegio de monjas emblemático y con solera: Jesús y María. Así que se incorporaron al colegio masculino mi padre, como profesor, y dos de mis hermanos. No estuvo mal ese curso que sabía que era de transición. Fue una espera ilusionada que dio paso a un cambio radical de esquemas.

Una colegio casi recién nacido, pequeño, … “¿Cómo te llamas?” “Estil-les” “No… me refiero a cuál es tu nombre, ¿cómo te llaman en tu casa?” “Sunsi”. Reconozco que fue lo primero que me descolocó. Siempre había sido “la Estil-les” y ahora me llamaban con un nombre que no asociaba al ámbito académico. A los pocos días una profesora – Pilar Requeno, que falleció hace ya unos cuantos años- me dijo que quería charlar conmigo. Hice un repaso mental. No creía haber hecho nada… todavía no tenía la suficiente confianza como para sacar la vena revolucionaria ni hablar en clase. Muerta de miedo me dirigí a su despacho. Nada de lo que imaginé… "voy a ser tu preceptora este curso", "¿qué tal estás?", "¿te adaptas?", "supongo que te va a costar el inglés…", "te propongo una cosita muy pequeña para acordarte de la Virgen antes de acostarte. No son mucho tres avemarías rezadas despacio…"

Al poco, Asamblea. Voto secreto de las alumnas que introducíamos un papelito en un apaño de urna para elegir a la secretaria, subsecretaria y vocales del curso. Primero, presentación de candidaturas. No… todavía no habíamos estrenado democracia y yo ya tenía nociones… Supongo que por ser nueva, por aquello de probar… las compañeras me eligieron subsecretaria. La profesora, en cada Asamblea semanal, se sentaba en un pupitre. Preparábamos el orden del día, lo que podía funcionar mejor… Intervenía toda la clase. Y yo perpleja al comprobar que la profe no abría el pico hasta diez minutos, más o menos, antes de acabar la hora.

Éramos las mayores del cole. Así que se puede decir que pertenezco a la primera promoción aunque no cursé el C.O.U en Tarragona. Los primeros años de una escuela “distinta” que rompió la tradición Teresiana en mi familia para incorporarnos a un estilo de enseñanza y educación en el momento de su germinación.

En ocasiones digo que tengo la suerte o la "desgracia" de ser una antigua alumna muy vieja, de las primeras horas… Suerte porque tengo memoria histórica… porque viví en primera persona los fundamentos de unos colegios con un ideario que se vivía al pie de la letra… porque estos fundamentos eran sólidos y aún me sirven, después de tanto tiempo. La “desgracia”… bah...es una ironía. A veces veo demasiado porque me acuerdo demasiado… No es que lleve gafas de aumento; pasa que bebí del manantial donde brota el agua limpia. Y de mi conciencia también brota instintivamente un rechazo hacia lo que creo que contamina.

40 años… Una oportunidad de refrescar viejos tiempos de exigencia  y ambiente de familia. Aprendí mucho y fui muy feliz. Gracias, Aura.


Carmen Gómez y Emilia Juan- Dalac. La primera directora de Aura y la actual, respectivamente.


Mª Rosa Company, la segunda directora ¡y mi profe de física! Merece un post...






















viernes, 7 de octubre de 2011